Tu, mi mar
El terreno adecuado,
pleno de calor
que convoca a filtrarse
adentrarse en el,
con el propósito
de incitar a que lo
distingan.
Tiene una profundidad
que estrecha,
una arena tersa
que adula al cuerpo,
unas olas altaneras
que estimulan la libido.
Es así que quiere ser
mas que tocado,
mas que amado,
quiere ser admirado
y perpetuado.
Quiere por siempre
asentar surcos en quien se acerque
a su arena, a sus aguas
a toda esa profundidad
que lo define.
En mi quedo
la clara huella de su humedad
y en ella esta plasmada
su esencia y en esta, todo
el recuerdo perpetuo de el, mi mar.
Luisa Corona
MAN/MACHINE
domingo, 6 de abril de 2008
jueves, 3 de abril de 2008
Perdido de nuevo
quebrado y extraño
incapaz de encontrar mi camino
aturdido e incapaz para
simplemente, deja esto
Muy alto, entregandome a la gravedad y a lo desconocido
atrapame, saname, transportame de nuevo hasta el sol
elijo vivir...
Me siento de nuevo como un bebe
incapaz de mantenerme en pie por si mismo
aturdido e incapaz para
simplemente, deja esto
atrapame, saname,cargame de nuevo hasta el sol
ayudame a sobrevivir (salir) del fondo
tranquiliza estas manos antes de que
tomen otra pildora y conduzcan la uña
hacia un agujero de carne
por favor liberame
Muy alto, entregandome a la gravedad y a lo desconocido
Atrapame, saname, cargame de nuevo hasta el sol
elijo vivir...
lunes, 5 de marzo de 2007
Un Artículo de interes de una investigación sobre el trasfondo político de un debate derivado de un escándalo mediático. ¿Que opinan?
La historia oculta de las «caricaturas de Mahoma»
por Thierry Meyssan*
Usted cree conocer a fondo el escándalo de las «caricaturas de Mahoma» y piensa haber formado su propia opinión con pleno conocimiento del asunto. El hecho es que usted ignora la realidad sobre esa importante operación de propaganda tendiente a promover la «guerra de civilizaciones», empezando por el hecho que ninguna de esas caricatures representa a Mahoma. Thierry Meyssan analiza aquí los lazos que vinculan a los diferentes protagonistas con la administración Bush y el método utilizado para envenenar el debate público, tanto en Oriente como en Occidente.
El 7 de febrero de 2007 comenzó en París el juicio contra el semanario satírico francés Charlie Hebdo por el llamado escándalo de las «caricaturas de Mahoma». En plena campaña electoral presidencial, importantes personalidades comparecieron para ofrecer su testimonio a favor «del laicismo y de la libertad de expresión».
La prensa y los dirigentes políticos son casi unánimes. Marcando la pauta en su editorial, el diario atlantista Le Monde escribe: «El juicio contra Charlie Hebdo pertenece a otra era, a otra época. Aunque no fue este el argumento presentado por la parte acusadora, hay que recordar que lo que desencadenó la polémica fue la representación [gráfica] del profeta Mahoma, que, para el Islam, constituye una blasfemia. Estamos por tanto ante una querella oscurantista» [1].
Sin prestar oídos a la queja de los reclamantes, y sin esperar por el veredicto del tribunal, la palabra pública equipara a las asociaciones de musulmanes con grupos oscurantistas, incompatibles con la República laica y moderna. En nombre del laicismo se estigmatiza a los fieles de una gran religión. Esta paradoja debe ser para nosotros una señal de alerta: en nombre del laicismo, se nos empuja a perder el sentido de la tolerancia. Tenemos que razonar antes de dejar que nos empujen a la «guerra de civilizaciones» [2].
El laicismo, cuando es de verdad, es hijo de la Razón. Dediquemos un poco de tiempo al análisis del origen y de las consecuencias de este conflicto. Veremos entonces que todo fue cuidadosamente organizado. A pesar de las apariencias, quienes publicaron las caricaturas y quienes organizaron las manifestaciones en el mundo musulmán no son en realidad adversarios. Todos actúan de forma organizada y con el objetivo de enemistarnos.
Las apariencias
En septiembre del año 2005, la prensa danesa reporta que un autor de literatura para niños trata infructuosamente de encontrar un ilustrador para un volumen sobre Mahoma ya que los ilustradores tienen miedo de criticar el Islam. En reacción, el redactor jefe del más importante diario danés lanza un concurso de ilustradores dentro de su publicación. Muy pronto, se publican doce caricaturas.
En noviembre, la Sociedad Islámica de Dinamarca, estimándose insultada, exige excusas y organiza una manifestación ante las oficinas del diario. Las partes endurecen sus posiciones y varios periodistas declaran haber recibido amenazas de muerte. Una delegación de la Sociedad Islámica de Dinamarca redacta un informe sobre el caso y lanza un llamado de alerta a la Liga Árabe y a la Organización de la Conferencia Islámica. Once embajadores acreditados en Copenhague piden una reunión con el primer ministro danés con vistas a resolver la naciente crisis, pero el primer ministro argumenta que él no tiene autoridad sobre la prensa y no acepta el encuentro.
La prensa reporta en noviembre que un partido político paquistaní ofrece una recompensa a quien asesine a uno de los dibujantes. El primer ministro danés condena la iniciativa pero pronto se sabe que la noticia era falsa.
En diciembre, la reunión cumbre de la Conferencia Islámica, y más tarde la reunión de ministros de Relaciones Exteriores de la Liga Árabe, aborda el asunto. La Alta Comisionada de las Naciones Unidas abre una investigación sobre el racismo en la prensa danesa. El consejo de ministros del Consejo de Europa toma nota de la actitud dilatoria del gobierno danés sobre el asunto señalando que no se trata de una cuestión ligada a la libertad de prensa sino de un problema de racismo.
En enero de 2006, el primer ministro danés insiste, en su mensaje de año nuevo, en su preocupación por la libertad de expresión. El fiscal de Viborg anuncia el sobreseimiento de la denuncia por blasfemia e incitación al odio presentada por las organizaciones musulmanas.
En febrero, numerosas manifestaciones contra las representaciones y los intereses daneses tienen lugar a través del mundo. Se producen quemas de banderas y embajadas así como un boicot contra productos daneses. La condena del mundo musulmán se extiende a Francia, donde un diario publicó las caricaturas, y más tarde a toda Europa, que parece ser cómplice.
En París, las caricaturas aparecen publicadas en France Soir y, más tarde, en Charlie Hebdo lo cual da lugar a una denuncia penal por parte de la Gran Mezquita de París (GMP) y de la Unión de Organizaciones Islámicas de Francia (UOIF). Mientras que la clase dirigente cierra filas con estas publicaciones, el presidente francés Jacques Chirac recibe a los denunciantes en el palacio del Elíseo y recuerda que la libertad de expresión constituye una responsabilidad.
Texto completo: Red Voltaire
La historia oculta de las «caricaturas de Mahoma»
por Thierry Meyssan*
Usted cree conocer a fondo el escándalo de las «caricaturas de Mahoma» y piensa haber formado su propia opinión con pleno conocimiento del asunto. El hecho es que usted ignora la realidad sobre esa importante operación de propaganda tendiente a promover la «guerra de civilizaciones», empezando por el hecho que ninguna de esas caricatures representa a Mahoma. Thierry Meyssan analiza aquí los lazos que vinculan a los diferentes protagonistas con la administración Bush y el método utilizado para envenenar el debate público, tanto en Oriente como en Occidente.
El 7 de febrero de 2007 comenzó en París el juicio contra el semanario satírico francés Charlie Hebdo por el llamado escándalo de las «caricaturas de Mahoma». En plena campaña electoral presidencial, importantes personalidades comparecieron para ofrecer su testimonio a favor «del laicismo y de la libertad de expresión».
La prensa y los dirigentes políticos son casi unánimes. Marcando la pauta en su editorial, el diario atlantista Le Monde escribe: «El juicio contra Charlie Hebdo pertenece a otra era, a otra época. Aunque no fue este el argumento presentado por la parte acusadora, hay que recordar que lo que desencadenó la polémica fue la representación [gráfica] del profeta Mahoma, que, para el Islam, constituye una blasfemia. Estamos por tanto ante una querella oscurantista» [1].
Sin prestar oídos a la queja de los reclamantes, y sin esperar por el veredicto del tribunal, la palabra pública equipara a las asociaciones de musulmanes con grupos oscurantistas, incompatibles con la República laica y moderna. En nombre del laicismo se estigmatiza a los fieles de una gran religión. Esta paradoja debe ser para nosotros una señal de alerta: en nombre del laicismo, se nos empuja a perder el sentido de la tolerancia. Tenemos que razonar antes de dejar que nos empujen a la «guerra de civilizaciones» [2].
El laicismo, cuando es de verdad, es hijo de la Razón. Dediquemos un poco de tiempo al análisis del origen y de las consecuencias de este conflicto. Veremos entonces que todo fue cuidadosamente organizado. A pesar de las apariencias, quienes publicaron las caricaturas y quienes organizaron las manifestaciones en el mundo musulmán no son en realidad adversarios. Todos actúan de forma organizada y con el objetivo de enemistarnos.
Las apariencias
En septiembre del año 2005, la prensa danesa reporta que un autor de literatura para niños trata infructuosamente de encontrar un ilustrador para un volumen sobre Mahoma ya que los ilustradores tienen miedo de criticar el Islam. En reacción, el redactor jefe del más importante diario danés lanza un concurso de ilustradores dentro de su publicación. Muy pronto, se publican doce caricaturas.
En noviembre, la Sociedad Islámica de Dinamarca, estimándose insultada, exige excusas y organiza una manifestación ante las oficinas del diario. Las partes endurecen sus posiciones y varios periodistas declaran haber recibido amenazas de muerte. Una delegación de la Sociedad Islámica de Dinamarca redacta un informe sobre el caso y lanza un llamado de alerta a la Liga Árabe y a la Organización de la Conferencia Islámica. Once embajadores acreditados en Copenhague piden una reunión con el primer ministro danés con vistas a resolver la naciente crisis, pero el primer ministro argumenta que él no tiene autoridad sobre la prensa y no acepta el encuentro.
La prensa reporta en noviembre que un partido político paquistaní ofrece una recompensa a quien asesine a uno de los dibujantes. El primer ministro danés condena la iniciativa pero pronto se sabe que la noticia era falsa.
En diciembre, la reunión cumbre de la Conferencia Islámica, y más tarde la reunión de ministros de Relaciones Exteriores de la Liga Árabe, aborda el asunto. La Alta Comisionada de las Naciones Unidas abre una investigación sobre el racismo en la prensa danesa. El consejo de ministros del Consejo de Europa toma nota de la actitud dilatoria del gobierno danés sobre el asunto señalando que no se trata de una cuestión ligada a la libertad de prensa sino de un problema de racismo.
En enero de 2006, el primer ministro danés insiste, en su mensaje de año nuevo, en su preocupación por la libertad de expresión. El fiscal de Viborg anuncia el sobreseimiento de la denuncia por blasfemia e incitación al odio presentada por las organizaciones musulmanas.
En febrero, numerosas manifestaciones contra las representaciones y los intereses daneses tienen lugar a través del mundo. Se producen quemas de banderas y embajadas así como un boicot contra productos daneses. La condena del mundo musulmán se extiende a Francia, donde un diario publicó las caricaturas, y más tarde a toda Europa, que parece ser cómplice.
En París, las caricaturas aparecen publicadas en France Soir y, más tarde, en Charlie Hebdo lo cual da lugar a una denuncia penal por parte de la Gran Mezquita de París (GMP) y de la Unión de Organizaciones Islámicas de Francia (UOIF). Mientras que la clase dirigente cierra filas con estas publicaciones, el presidente francés Jacques Chirac recibe a los denunciantes en el palacio del Elíseo y recuerda que la libertad de expresión constituye una responsabilidad.
Texto completo: Red Voltaire
martes, 26 de diciembre de 2006
revista mexicana de comunicación
Panorama sobre la docencia de la comunicación en México
Enseñar comunicación
Luis Razgado * / Karla Seidy Rojas**
*Maestro en Comunicación. Coordinador de la Licenciatura
en Comunicación Social en la UAM Xochimilco
** Directora del Departamento Académico
de Ciencias Sociales, UVM Tlalpan.
A más de 57 años de formalizados la comunicación y el periodismo como campos profesionales dentro de la academia, resulta indispensable una breve revisión sobre las problemáticas, el crecimiento, la labor docente y los desafíos de las escuelas de comunicación para los próximos años.
La profesionalización de las prácticas comunicativas constituye un hecho significativo en el contexto de la educación superior en México, tanto por su expansión en oferta y demanda educativa como por su peso, cada vez mayor, en los ámbitos cultural, político y económico, con la incorporación de egresados de las licenciaturas de comunicación a distintos campos laborales y profesionales, entre ellos la academia (investigación y docencia).
El antecedente directo del proceso de profesionalización de la comunicación como práctica social en México se puede asociar con tres eventos fundamentales: la creación de la escuela Carlos Septién García en 1949, la primera licenciatura en periodismo dentro de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en 1951 y la primera en la Universidad Veracruzana en 1954.
A partir de 1960, con el surgimiento del Centro de Estudios Superiores de Periodismo para América Latina (CIESPAL), comienza a percibirse a la comunicación como práctica profesional, en tanto tal Centro promueve un modelo de escuela de ciencias de la información colectiva diferenciado de la formación tradicional del periodismo, cuyo objetivo era preparar cuadros para el mercado emergente de los medios electrónicos.
También en 1960 surge en el país una oferta sostenida y creciente de carreras en Comunicación con el inicio de la primera licenciatura en "Ciencias y Técnicas de la Información" en la Universidad Iberoamericana. En la década de los sesenta, escuelas como la Universidad del Valle de Atemajac (Univa), el Instituto de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), la Universidad de Monterrey (UDEM) y el Instituto de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), ofrecieron por primera vez la licenciatura. En esos años, universidades públicas incluyeron en su oferta profesional las licenciaturas en comunicación. Tan sólo en 1974 cinco instituciones iniciaron estos programas: la Universidad Autónoma de Nuevo León, la Universidad Autónoma de Sinaloa, las Escuelas Profesionales Acatlán y Aragón de la UNAM, y la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco.
Con la formación de cuadros profesionales destinados al campo de la comunicación y la demanda de éstos en el mercado laboral, surgen más escuelas y el crecimiento de la matrícula se acelera. Para 1975 se contaba ya con 21 escuelas de comunicación. En los años subsecuentes y hasta 1987 surgieron 54 nuevas escuelas.
Para 1988, según el primer catálogo de instituciones elaborado por Consejo Nacional para la Enseñanza y la Investigación de las Ciencias de la Comunicación (Coneicc), se reportan 74 instituciones de educación superior con esa carrera, de las cuales 71.6% son de carácter privado y 28.4% son públicas. La diferencia se revierte con el número de alumnos atendidos por cada una de ellas: 38.1% en instituciones privadas y 61.9% en públicas. De 1974 a 1985 surgieron 77% del total de escuelas de comunicación hasta ese momento. Para 1988 se contabilizó una matrícula de 25 mil 972 estudiantes y 24 mil 429 egresados de los cuales sólo 28% reportaba titulados (siete mil 68).
En cuanto a profesores, en el mismo año las instituciones reportaron dos mil 193 docentes que atendían las licenciaturas en comunicación: 867 en instituciones públicas y mil 320 en privadas. Por tiempo de dedicación 79% era de asignatura, 7% de medio tiempo y 14% de tiempo completo.
A poco más de 18 años del estudio citado, es interesante observar los siguientes cambios con datos proporcionados por la ANUIES (Anuario estadístico 2003): se reporta una matrícula total de 64 mil 476 alumnos inscritos en las licenciaturas en Ciencias de la Comunicación. Actualmente se tiene registro de 321 instituciones que imparten programas afines en Comunicación, mientras que en 1988 eran sólo 74; con este dato, tenemos que durante 25 años, surgieron 13 escuela de comunicación al año. Paralelamente, en un lapso de 11 años (1974-1985), el promedio de egresados era de dos mil 220 al año, y hoy día es de nueve mil. Lo anterior permite observar el acelerado crecimiento numérico de las instituciones que imparten el programa, así como el aumento en la matrícula que, si bien tiene una incidencia importante en el campo profesional de la comunicación, también tiene un impacto real en los índices de desempleo.
Nota completa:http://www.mexicanadecomunicacion.com.mx/Tables/RMC/rmc101/comunicacion.html
Enseñar comunicación
Luis Razgado * / Karla Seidy Rojas**
*Maestro en Comunicación. Coordinador de la Licenciatura
en Comunicación Social en la UAM Xochimilco
** Directora del Departamento Académico
de Ciencias Sociales, UVM Tlalpan.
A más de 57 años de formalizados la comunicación y el periodismo como campos profesionales dentro de la academia, resulta indispensable una breve revisión sobre las problemáticas, el crecimiento, la labor docente y los desafíos de las escuelas de comunicación para los próximos años.
La profesionalización de las prácticas comunicativas constituye un hecho significativo en el contexto de la educación superior en México, tanto por su expansión en oferta y demanda educativa como por su peso, cada vez mayor, en los ámbitos cultural, político y económico, con la incorporación de egresados de las licenciaturas de comunicación a distintos campos laborales y profesionales, entre ellos la academia (investigación y docencia).
El antecedente directo del proceso de profesionalización de la comunicación como práctica social en México se puede asociar con tres eventos fundamentales: la creación de la escuela Carlos Septién García en 1949, la primera licenciatura en periodismo dentro de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en 1951 y la primera en la Universidad Veracruzana en 1954.
A partir de 1960, con el surgimiento del Centro de Estudios Superiores de Periodismo para América Latina (CIESPAL), comienza a percibirse a la comunicación como práctica profesional, en tanto tal Centro promueve un modelo de escuela de ciencias de la información colectiva diferenciado de la formación tradicional del periodismo, cuyo objetivo era preparar cuadros para el mercado emergente de los medios electrónicos.
También en 1960 surge en el país una oferta sostenida y creciente de carreras en Comunicación con el inicio de la primera licenciatura en "Ciencias y Técnicas de la Información" en la Universidad Iberoamericana. En la década de los sesenta, escuelas como la Universidad del Valle de Atemajac (Univa), el Instituto de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), la Universidad de Monterrey (UDEM) y el Instituto de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), ofrecieron por primera vez la licenciatura. En esos años, universidades públicas incluyeron en su oferta profesional las licenciaturas en comunicación. Tan sólo en 1974 cinco instituciones iniciaron estos programas: la Universidad Autónoma de Nuevo León, la Universidad Autónoma de Sinaloa, las Escuelas Profesionales Acatlán y Aragón de la UNAM, y la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco.
Con la formación de cuadros profesionales destinados al campo de la comunicación y la demanda de éstos en el mercado laboral, surgen más escuelas y el crecimiento de la matrícula se acelera. Para 1975 se contaba ya con 21 escuelas de comunicación. En los años subsecuentes y hasta 1987 surgieron 54 nuevas escuelas.
Para 1988, según el primer catálogo de instituciones elaborado por Consejo Nacional para la Enseñanza y la Investigación de las Ciencias de la Comunicación (Coneicc), se reportan 74 instituciones de educación superior con esa carrera, de las cuales 71.6% son de carácter privado y 28.4% son públicas. La diferencia se revierte con el número de alumnos atendidos por cada una de ellas: 38.1% en instituciones privadas y 61.9% en públicas. De 1974 a 1985 surgieron 77% del total de escuelas de comunicación hasta ese momento. Para 1988 se contabilizó una matrícula de 25 mil 972 estudiantes y 24 mil 429 egresados de los cuales sólo 28% reportaba titulados (siete mil 68).
En cuanto a profesores, en el mismo año las instituciones reportaron dos mil 193 docentes que atendían las licenciaturas en comunicación: 867 en instituciones públicas y mil 320 en privadas. Por tiempo de dedicación 79% era de asignatura, 7% de medio tiempo y 14% de tiempo completo.
A poco más de 18 años del estudio citado, es interesante observar los siguientes cambios con datos proporcionados por la ANUIES (Anuario estadístico 2003): se reporta una matrícula total de 64 mil 476 alumnos inscritos en las licenciaturas en Ciencias de la Comunicación. Actualmente se tiene registro de 321 instituciones que imparten programas afines en Comunicación, mientras que en 1988 eran sólo 74; con este dato, tenemos que durante 25 años, surgieron 13 escuela de comunicación al año. Paralelamente, en un lapso de 11 años (1974-1985), el promedio de egresados era de dos mil 220 al año, y hoy día es de nueve mil. Lo anterior permite observar el acelerado crecimiento numérico de las instituciones que imparten el programa, así como el aumento en la matrícula que, si bien tiene una incidencia importante en el campo profesional de la comunicación, también tiene un impacto real en los índices de desempleo.
Nota completa:http://www.mexicanadecomunicacion.com.mx/Tables/RMC/rmc101/comunicacion.html
América Latina requiere una estrategia multinacional de cultura
Carmen García Bermejo
Periodista
La dinámica neoliberal del libre mercado ha trastocado las incipientes políticas culturales de los países de América Latina. Por ello, esta región necesita diseñar una firme estrategia multinacional para defender a sus artistas, productores, públicos e industrias culturales de las poderosas transnacionales.
Bajo el actual sistema del libre circulación de las mercancías, los intercambios comerciales implican la competencia, en el plano mundial, de todas las empresas incluyendo aquellas que producen bienes culturales: discos, casetes, filmes, programas de televisión, periódicos, libros, equipos de computación, etcétera. Pero las industrias culturales estadounidenses, montadas por el comercio mundial, gozan de un poderío hasta destructor de las culturas nacionales. De tal suerte que, ahora, la Organización Mundial del Comercio (OMC) le ha quitado a la UNESCO su rol, ya que ese organismo internacional ha establecido que "los productos culturales también son mercancía". Se trata de establecer las reglas del juego de los intercambios mundiales en el ámbito global, pero en condiciones desiguales de desarrollo entre los países del primer y tercer mundo.
Aun en este contexto, corresponde al Estado definir una política cultural y arbitrar entre los intereses sectoriales implicados en la gestión del patrimonio y las industrias culturales de cada uno de los países de, en este caso, América Latina. En este sentido, los índices culturales les permite a los gobierno poder redefinir su política cultural y generar estrategias para contrarrestar los problemas que genera el libre mercado. Conocer qué consume, culturalmente, la gente, cuáles son sus preferencias, sus carencias, el número de lectores, de cines, de bibliotecas, de teatros, etcétera, y medir su impacto real en la población para saber como enfrentar la aplastante hegemonía de las empresas transnacionales, principalmente, de Estado Unidos que imponen su visión del mundo.
Nota completa en la link del titulo.
Carmen García Bermejo
Periodista
La dinámica neoliberal del libre mercado ha trastocado las incipientes políticas culturales de los países de América Latina. Por ello, esta región necesita diseñar una firme estrategia multinacional para defender a sus artistas, productores, públicos e industrias culturales de las poderosas transnacionales.
Bajo el actual sistema del libre circulación de las mercancías, los intercambios comerciales implican la competencia, en el plano mundial, de todas las empresas incluyendo aquellas que producen bienes culturales: discos, casetes, filmes, programas de televisión, periódicos, libros, equipos de computación, etcétera. Pero las industrias culturales estadounidenses, montadas por el comercio mundial, gozan de un poderío hasta destructor de las culturas nacionales. De tal suerte que, ahora, la Organización Mundial del Comercio (OMC) le ha quitado a la UNESCO su rol, ya que ese organismo internacional ha establecido que "los productos culturales también son mercancía". Se trata de establecer las reglas del juego de los intercambios mundiales en el ámbito global, pero en condiciones desiguales de desarrollo entre los países del primer y tercer mundo.
Aun en este contexto, corresponde al Estado definir una política cultural y arbitrar entre los intereses sectoriales implicados en la gestión del patrimonio y las industrias culturales de cada uno de los países de, en este caso, América Latina. En este sentido, los índices culturales les permite a los gobierno poder redefinir su política cultural y generar estrategias para contrarrestar los problemas que genera el libre mercado. Conocer qué consume, culturalmente, la gente, cuáles son sus preferencias, sus carencias, el número de lectores, de cines, de bibliotecas, de teatros, etcétera, y medir su impacto real en la población para saber como enfrentar la aplastante hegemonía de las empresas transnacionales, principalmente, de Estado Unidos que imponen su visión del mundo.
Nota completa en la link del titulo.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)