martes, 26 de diciembre de 2006

revista mexicana de comunicación

Panorama sobre la docencia de la comunicación en México


Enseñar comunicación



Luis Razgado * / Karla Seidy Rojas**


*Maestro en Comunicación. Coordinador de la Licenciatura
en Comunicación Social en la UAM Xochimilco
** Directora del Departamento Académico
de Ciencias Sociales, UVM Tlalpan.





A más de 57 años de formalizados la comunicación y el periodismo como campos profesionales dentro de la academia, resulta indispensable una breve revisión sobre las problemáticas, el crecimiento, la labor docente y los desafíos de las escuelas de comunicación para los próximos años.

La profesionalización de las prácticas comunicativas constituye un hecho significativo en el contexto de la educación superior en México, tanto por su expansión en oferta y demanda educativa como por su peso, cada vez mayor, en los ámbitos cultural, político y económico, con la incorporación de egresados de las licenciaturas de comunicación a distintos campos laborales y profesionales, entre ellos la academia (investigación y docencia).

El antecedente directo del proceso de profesionalización de la comunicación como práctica social en México se puede asociar con tres eventos fundamentales: la creación de la escuela Carlos Septién García en 1949, la primera licenciatura en periodismo dentro de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en 1951 y la primera en la Universidad Veracruzana en 1954.

A partir de 1960, con el surgimiento del Centro de Estudios Superiores de Periodismo para América Latina (CIESPAL), comienza a percibirse a la comunicación como práctica profesional, en tanto tal Centro promueve un modelo de escuela de ciencias de la información colectiva diferenciado de la formación tradicional del periodismo, cuyo objetivo era preparar cuadros para el mercado emergente de los medios electrónicos.

También en 1960 surge en el país una oferta sostenida y creciente de carreras en Comunicación con el inicio de la primera licenciatura en "Ciencias y Técnicas de la Información" en la Universidad Iberoamericana. En la década de los sesenta, escuelas como la Universidad del Valle de Atemajac (Univa), el Instituto de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), la Universidad de Monterrey (UDEM) y el Instituto de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), ofrecieron por primera vez la licenciatura. En esos años, universidades públicas incluyeron en su oferta profesional las licenciaturas en comunicación. Tan sólo en 1974 cinco instituciones iniciaron estos programas: la Universidad Autónoma de Nuevo León, la Universidad Autónoma de Sinaloa, las Escuelas Profesionales Acatlán y Aragón de la UNAM, y la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco.

Con la formación de cuadros profesionales destinados al campo de la comunicación y la demanda de éstos en el mercado laboral, surgen más escuelas y el crecimiento de la matrícula se acelera. Para 1975 se contaba ya con 21 escuelas de comunicación. En los años subsecuentes y hasta 1987 surgieron 54 nuevas escuelas.

Para 1988, según el primer catálogo de instituciones elaborado por Consejo Nacional para la Enseñanza y la Investigación de las Ciencias de la Comunicación (Coneicc), se reportan 74 instituciones de educación superior con esa carrera, de las cuales 71.6% son de carácter privado y 28.4% son públicas. La diferencia se revierte con el número de alumnos atendidos por cada una de ellas: 38.1% en instituciones privadas y 61.9% en públicas. De 1974 a 1985 surgieron 77% del total de escuelas de comunicación hasta ese momento. Para 1988 se contabilizó una matrícula de 25 mil 972 estudiantes y 24 mil 429 egresados de los cuales sólo 28% reportaba titulados (siete mil 68).

En cuanto a profesores, en el mismo año las instituciones reportaron dos mil 193 docentes que atendían las licenciaturas en comunicación: 867 en instituciones públicas y mil 320 en privadas. Por tiempo de dedicación 79% era de asignatura, 7% de medio tiempo y 14% de tiempo completo.

A poco más de 18 años del estudio citado, es interesante observar los siguientes cambios con datos proporcionados por la ANUIES (Anuario estadístico 2003): se reporta una matrícula total de 64 mil 476 alumnos inscritos en las licenciaturas en Ciencias de la Comunicación. Actualmente se tiene registro de 321 instituciones que imparten programas afines en Comunicación, mientras que en 1988 eran sólo 74; con este dato, tenemos que durante 25 años, surgieron 13 escuela de comunicación al año. Paralelamente, en un lapso de 11 años (1974-1985), el promedio de egresados era de dos mil 220 al año, y hoy día es de nueve mil. Lo anterior permite observar el acelerado crecimiento numérico de las instituciones que imparten el programa, así como el aumento en la matrícula que, si bien tiene una incidencia importante en el campo profesional de la comunicación, también tiene un impacto real en los índices de desempleo.

Nota completa:http://www.mexicanadecomunicacion.com.mx/Tables/RMC/rmc101/comunicacion.html
América Latina requiere una estrategia multinacional de cultura




Carmen García Bermejo


Periodista

La dinámica neoliberal del libre mercado ha trastocado las incipientes políticas culturales de los países de América Latina. Por ello, esta región necesita diseñar una firme estrategia multinacional para defender a sus artistas, productores, públicos e industrias culturales de las poderosas transnacionales.

Bajo el actual sistema del libre circulación de las mercancías, los intercambios comerciales implican la competencia, en el plano mundial, de todas las empresas incluyendo aquellas que producen bienes culturales: discos, casetes, filmes, programas de televisión, periódicos, libros, equipos de computación, etcétera. Pero las industrias culturales estadounidenses, montadas por el comercio mundial, gozan de un poderío hasta destructor de las culturas nacionales. De tal suerte que, ahora, la Organización Mundial del Comercio (OMC) le ha quitado a la UNESCO su rol, ya que ese organismo internacional ha establecido que "los productos culturales también son mercancía". Se trata de establecer las reglas del juego de los intercambios mundiales en el ámbito global, pero en condiciones desiguales de desarrollo entre los países del primer y tercer mundo.

Aun en este contexto, corresponde al Estado definir una política cultural y arbitrar entre los intereses sectoriales implicados en la gestión del patrimonio y las industrias culturales de cada uno de los países de, en este caso, América Latina. En este sentido, los índices culturales les permite a los gobierno poder redefinir su política cultural y generar estrategias para contrarrestar los problemas que genera el libre mercado. Conocer qué consume, culturalmente, la gente, cuáles son sus preferencias, sus carencias, el número de lectores, de cines, de bibliotecas, de teatros, etcétera, y medir su impacto real en la población para saber como enfrentar la aplastante hegemonía de las empresas transnacionales, principalmente, de Estado Unidos que imponen su visión del mundo.

Nota completa en la link del titulo.

viernes, 22 de diciembre de 2006

Los Movimientos Sociales en la Era de Internet




Por Silvia Lago y Ana Marotias
Número 54

Introducción
Las ideas sobre la sociedad pos-industrial, formuladas en los años ‘70, dieron paso en los ‘90, a las nociones de sociedad de la información y más recientemente a la de sociedad del conocimiento. Lo que resulta evidente es que, más allá de las interpretaciones sobre la sociedad de la información, el desarrollo del capitalismo trasnacional, la sociedad globalizada, y las tecnologías de la información y telecomunicación (TIC), sumado a las políticas neoliberales de las últimas décadas, están produciendo transformaciones de gran magnitud que obran desigualmente sobre los territorios, los estados nación y las diversas formas de acción individual y colectiva.

Ahora bien, el estudio de las transformaciones de las últimas décadas, no se limita, ni mucho menos, a los problemas ligados al desarrollo, alcanzan a la cultura de la sociedad informacional y global; las formas dominantes de mediación simbólica se han consolidado en un discurso hegemónico y en consecuencia en lógicas de dominación y desigualdad social. La información y el conocimiento siempre han sido componentes cruciales del crecimiento económico, y el surgimiento de un nuevo paradigma tecnológico, -organizado en torno a las nuevas tecnologías de la información-, hace que la misma información se convierta en el producto del proceso de producción. En este escenario, las tecnologías de la información juegan un papel central en el nuevo contexto ideológico, político y cultural del denominado pensamiento único1.

El caso de las comunicaciones es particular por tratarse de un área de importancia estratégica en términos del proceso de reproducción global, el mundo se encuentra ahora interconectado y los actores operan en una red global de interacción que trasciende las fronteras nacionales y geográficas. Los movimientos de información se han convertido en un componente indispensable de la reproducción económica en su conjunto. En esta dirección, el acceso a la información y comunicación debe entenderse como un servicio básico de primera necesidad para los ciudadanos y las organizaciones sociales, y no como una mercancía con valor en el mercado2.

El modelo de organización en red, a partir del cual se estructuran las principales actividades de la sociedad de la información, también es un modelo referencial para los movimientos y redes sociales de resistencia y oposición al proceso de globalización neoliberal. En este escenario global y con la base tecnológica de Internet, las redes sociales de resistencia emplean de manera innovadora las redes informáticas, la política informativa y las formas organizativas en red. Dentro de esta nueva lógica, la capacidad de influir en la producción del espacio constituye un medio muy importante para acrecentar el poder social.
Al mismo tiempo, el modelo comunicativo de la Internet contribuye a reducir la dependencia de los canales tradicionales de comunicación. Las organizaciones cuentan con la oportunidad de difundir sus discursos y acciones más allá de las fronteras locales, logrando apoyos y reconocimientos a escala mundial; la mediatización de sus mensajes forma parte de las nuevas herramientas de lucha, la visibilidad de la acción se constituye en un requisito indispensable.

Sin desconocer las dificultades de acceso, tanto a nivel de recursos materiales como en lo relativo a la necesidad de poseer ciertos conocimientos específicos, Internet ofrece a los movimientos la posibilidad de ser los creadores de sus mensajes y no depender de la voluntad política y económica de los grandes conglomerados multimedia. La ampliación del acceso a la información y la posibilidad de producir su propia información, modifica los estilos de la intervención política.

Las redes de movimientos trasnacionales
Para arribar al estudio de las organizaciones y movimientos sociales, que podríamos caracterizar como característicos de la sociedad de la información, es necesario realizar un breve recorrido histórico a la luz de las teorías más destacadas en el campo de las ciencias sociales y los conceptos mediante los cuales se da cuenta de procesos y nuevos actores relevantes.

Hacia los años ’80 se comienza a denominar como “nuevos” movimientos sociales a aquellos actores colectivos identificados con valores más generales y universales que los específicos y sectoriales de los movimientos tradicionales, entendiendo como tales principalmente al movimiento obrero, asociado fundamentalmente a la sociedad industrial.

Sin embargo, Alberto Melucci (1994), va a señalar en los años ’90, que estos movimientos no son “nuevos”, sino que “combinan formas de acción que refieren a distintas orientaciones y pertenecen a fases de desarrollo de un sistema o a diferentes sistemas históricos”. De manera que es posible identificar a las nuevas formas de acción de los movimientos contemporáneos como características de un contexto sistémico diferente al del capitalismo industrial.

Clauss Offe (1992), por el contrario, afirma que se observa la aparición de un nuevo paradigma de acción colectiva a través de los nuevos MS, entendido como configuración de actores, contenidos, valores y modos de actuar en conflictos políticos-sociales. Consecuentemente, realiza una contrastación entre el nuevo paradigma, expresado en los nuevos movimientos sociales y el viejo paradigma, analizando cuatro movimientos sociales: ecologistas o de protección del medio ambiente (entorno natural y entorno urbano); movimientos por derechos humanos (principalmente feminismo); pacifismo y movimientos por la paz; movimientos que propugnan formas alternativas o comunitarias de producción y distribución de bienes y servicios.

Con todo, estos movimientos adquirieron muchas veces, relevancia internacional en la sociedad mundial (ejemplos clásicos son el movimiento ecologista denominado de “supervivencia” y el feminismo llamado de “emancipación”). El inicio del accionar de estos “nuevos” movimientos suele identificarse con los movimientos estudiantiles del ’68 en Francia, contra la guerra de Vietnam en todo el mundo, contra las armas atómicas en Gran Bretaña y la República Federal de Alemania y los movimientos por los derechos civiles en EE.UU.

También hacia los '90, y con la centralidad en el escenario de las demandas sociales de las organizaciones de la sociedad civil (OSC), entre los especialistas se analizan nuevas categorías de análisis: nuevos sujetos históricos, campo de fuerza popular, ciudadanía global, exclusión social, descentralización, redes de solidaridad, tercer sector, entre otras, perfilando en una nueva relación con el Estado, un espacio público no estatal con base en la sociedad civil.

Simultáneamente, la virulencia de los problemas generados por la globalización en América Latina y en el mundo, obran como disparador para la gestación de movimientos sociales en contra del modelo neoliberal, que incluyen en su seno diversas expresiones de los opositores al pensamiento único, con características diferentes a las OSC.

Alain Touraine (2000) alerta sobre la aparición de nuevas preocupaciones y nuevos horizontes para los movimientos sociales, muchos de los cuales tan sólo se pueden explicar a partir de las acciones que son capaces de proponer y de ejecutar en un mundo de flujos de comunicación en red. En estudios previos había establecido una tipología definiendo un MS a través de tres categorías analíticas, la identidad del movimiento, el adversario y la visión o modelo social. Castells (1997), retoma esta tipología y refiere a la identidad como la autodefinición del movimiento (lo que es, en nombre de quién habla), el adversario alude al enemigo y la última categoría que la denomina “objetivo social” hace referencia al tipo de orden social u organización que desearía darse en el “horizonte histórico de su acción colectiva”. Establece, además, una diferencia entre tipos de MS, los reactivos y los proactivos (ecologismo y feminismo).

En la segunda obra de su Trilogía analiza, dentro de los denominados reactivos, tres movimientos diferentes en cuantos a los tres principios mencionados, pero similares en cuanto a su oposición al orden global de los años noventa, ellos son el movimiento zapatista de Chiapas (México), la milicia estadounidense, y Aum Shinrikyo, una secta religiosa japonesa. Según el autor, el impacto de estos movimientos está estrechamente ligado a la presencia de los medios de comunicación y al uso efectivo de las TICs, éstas se constituyen en su infraestructura organizativa y soporte fundamental para su acción.

Boaventura de Sousa Santos (2001) indica que la actuación de movimientos y organizaciones sociales en el contexto mundial esta vinculada, por un lado, a la emergencia de temas que por su naturaleza son globales (la sustentabilidad del planeta, la violación de derechos humanos, problemas ambientales, la afirmación de identidades de sexo, etnia, nacionalidad, etc.); y por otro lado, por la oportunidad de que grupos subordinados, movimientos sociales o regiones, se organicen transnacionalmente en defensa de intereses comunes, y usen en su beneficio las posibilidades de interacción creadas por el sistema mundial.

Bordieu expresa que “los movimientos sociales, por diversos que sean en razón de sus orígenes, sus objetivos y sus proyectos, tienen en común toda una serie de rasgos que les dan un aire de familia“; entre otros, se orientan hacia objetivos determinados, concretos e importantes para la vida social, rechazan las políticas neoliberales y exaltan la solidaridad como principio de la gran mayoría de sus luchas. (Publicado en (www.planetaportoalegre.net): 27/01/2002)

Con estos atributos, los movimientos sociales se apropian del espacio de los flujos3, las redes son cada vez más amplias y comienzan a realizarse encuentros y acciones de organizaciones y movimientos sociales y sindicales mundiales. La organización de los mismos se plantea de forma descentralizada y en red, reflejando y contrarrestando la lógica de dominación en red de la sociedad de la información.

Las nociones de red y de articulación en red no son nuevas, han existido desde siempre, en la actualidad, tanto las empresas multinacionales como los movimientos de resistencia global funcionan en red.

Las llamadas redes internacionales de oposición a la globalización neoliberal o “movimientos antiglobalización” son una expresión del surgimiento de este espacio global disputado, la novedad es que están conectados en red a través de las herramientas de Internet que resultan imprescindibles para su actuación y para la redimensión de sus territorios de influencia y acción (Castells: 2001). Aprovechan el desarrollo de los medios de comunicación y transporte para efectuar acciones colectivas globales o promover redes de apoyo transnacional, evidenciando en su accionar una nueva percepción del espacio tiempo. David Harvey (1998: pp.262-263) destaca que la “capacidad de influir en la producción del espacio constituye un medio importante para acrecentar el poder social”. De manera que la lógica de articulación en redes del capitalismo y el control del espacio y el tiempo marcan su superioridad. Las prácticas espaciales y temporales no son neutrales en las cuestiones sociales, y expresan algún tipo de contenido de clase o social.

Las tácticas de lucha utilizadas - que confluyen en las protestas contra las instituciones que regulan la política neoliberal - son una expresión cabal acerca de las nuevas formas de acción colectiva articuladas a través del espacio.

Otra manifestación de la articulación transversal de reivindicaciones sociales, es el denominado nuevo movimiento social sindical que se perfila en la arena mundial, con “una estrategia activa orientada hacia la comunidad y con una concepción más amplia de quiénes son las personas trabajadoras” (Munck, 2000). Este movimiento ha reaccionado frente a la globalización regional – asociaciones norteamericanas y el NAFTA, asociaciones Latinoamericanas y el ALCA- incluyendo problemas ambientales y sociales en la discusión internacional, extendiendo su acción política más allá de la lucha contra las empresas.

Todo ello, sumado a las tendencias más relevantes en relación a las luchas sociales de este período, nos permite contextualizar algunas transformaciones en el proceso de acción colectiva: la reterritorializacion de la protesta, la diversificación de las formas de acción, y la articulación transversal de reivindicaciones sociales.

La lucha en la arena global
A lo largo de la década de los ‘90 surgen los grandes movimientos internacionales. El antecedente más destacado del activismo en Internet es el movimiento mexicano “zapatista” (EZLN) que en 1996 coloca el conflicto en el ciberespacio obteniendo apoyo internacional para su lucha (Encuentro itergaláctico). Lowy (2001) señala que para luchar de manera eficaz contra el “sistema” es preciso actuar simultáneamente en tres niveles: local, nacional y mundial. Para este autor, el EZLN es un buen ejemplo de ésta dialéctica: enraizado en las comunidades indígenas de Chiapas, en lucha al mismo tiempo contra la dominación sobre la nación mexicana y contra la hegemonía del neoliberalismo (Conferencia Intercontinental por la Humanidad y contra el neoliberalismo en Chiapas, 1996). Otro ejemplo es el Movimiento de los Sin Tierra (MST) brasilero que tiene su base social en las movilizaciones y ocupaciones locales pero participa fuertemente en la red regional CLOC (Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo) y en la internacional “Vía Campesina”. Otras redes de gran importancia son los movimientos coordinados por la Acción Global de los Pueblos (AGP), ATTAC (Asociación por una Tasa a las Transacciones financieras especulativas para Ayuda a los Ciudadanos/as), la Marcha Mundial de las Mujeres, la Campaña Continental contra el ALCA , Focus on the Global South, entre otros.

Posteriormente, lo que se dio en llamar la “batalla de Seattle”, el 30 de noviembre de 1999, marca el comienzo simbólico de las sucesivas movilizaciones de carácter global, denominadas por sus actores “contra-cumbres”. La protesta en la ciudad de Seattle (EUA) en contra de la Organización Mundial del Comercio (OMC), se constituyó en la primera de sucesivas movilizaciones que le dieron a la protesta una impronta mundial (Lago:2006). Con la consigna “que nuestra resistencia sea tan trasnacional como el capital! Un día de acción global, resistencia, manifestaciones y carnaval contra el sistema capitalista global”, se presentó como un enfrentamiento directo contra la globalización neoliberal y consistió en acciones de protesta simultáneas a la cumbre como resultado de alianzas entre movimientos diversos y heterogéneos (Wallerstein: 2004).

Las contra-cumbres se expresan como la confluencia de movimientos opositores a las políticas neoliberales que rechazan los acuerdos comerciales y las instituciones que los regulan; la OMC, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el G8 (grupo de los ocho países más poderosos) y diversos acuerdos regionales. Se concentran en objetivos diversos y las prioridades no siempre son las mismas: planes de ajuste estructural del FMI, peso de la deuda pública o del endeudamiento privado, aplicación de acuerdos internacionales como el Acuerdo Multilateral sobre Inversiones (AMI) , OMC, intercambios desiguales Norte-Sur, etc. Se dan cita en el lugar donde se desarrollan las reuniones de éstas instituciones, como fueron los acontecimientos de Seattle, Washington, París, Praga, Génova, Gotemburgo, y muchos otros.

En el año 2003 la guerra de Irak se convirtió en el eje principal de la protesta mundial. Se produjeron movilizaciones en Londres, París, Rotterdam, Berlín, Washington y Madrid, registrándose la más importante en febrero de 2003, promovida desde el 3er Foro Social Mundial. En América Latina, simultáneamente, se consolidan las luchas contra el ALCA , en todos los países se conforman comités específicos que se articulan en red e incorporan a movimientos y organizaciones sociales y en febrero de 2002, en el Foro Social Mundial, se lanza la Campaña Continental contra el ALCA.

A partir de Seattle la prensa mundial acuña la denominación de movimientos anti-globalización, posteriormente sustituída por “globalifóbicos”. Esta última sugiere una connotación negativa que se va conformando a partir de la sucesión de movilizaciones internacionales y el crecimiento del número de asistentes a las protestas en todas partes del mundo. Las acciones en Gotemburgo y principalmente en Génova (2001) evidenciaron una creciente represión y criminalización de las acciones por parte de los Gobiernos y los Organismos Internacionales

Génova fue la sede de la cumbre del G8 y allí se desataran las protestas y sobre todo la represión mas violenta registrada hasta ese momento. El Presidente Bush decía: “los globalifóbicos condenan a la gente a la miseria” y Tony Blair “Toda esta violencia va en contra de la democracia” (Clarín, 19 de julio de 2001), la represión policial se convirtió en un escándalo, y las fuerzas policiales fueron duramente acusadas de violar los derechos humanos de los detenidos. Estos acontecimientos ocuparon la primera plana de los periódicos de todo el mundo y los debates y reflexiones se sucedieron varios días después, como saldo quedó claro que las manifestaciones pacíficas se vieron transformadas en violentas y la represión policial fue virulenta con tal de proteger la cumbre de los “poderosos”. Los organizadores deliberaban sobre si las siguientes cumbres tendrían que realizarse en lugares aislados donde los “globalifóbicos” no pudieran llegar. Se perfilaba un nuevo escenario. A partir de allí las “contracumbres” estarían rodeadas de medidas de seguridad extrema, el acceso a las cercanías de los lugares donde se celebraban los encuentros casi inexpugnables y la connotación de la protesta como “peligrosa”.

Revisando la prensa:

La antiglobalización no es una caracterización adecuada de los manifestantes de Génova (o de Gotemburgo, Quebec, Praga o Seattle). El debate sobre la globalización seguirá siendo desesperademente confuso a menos que insistamos en modificar el término globalización. Los manifestantes están unidos en la forma actual de globalización capitalista, pero la mayoría de ellos no están en contra de las fuerzas y corrientes de la globalización como tales...Las protestas se han convertido en movimientos globales y uno de sus objetivos mas claros es la democratización de los procesos de globalización. No se les debería llamar movimientos antiglobalización...en su defecto proponen un movimiento de globalización alternativo (Diario Clarín, 26 de junio de 2001).

Esta cita de la prensa local da cuenta de uno de los principales emergentes de la heterogeneidad de las organizaciones: la discusión acerca de la autodenominación como movimiento antiglobalización o altermundialización que indica las profundas diferencias de esta alianza global de movimientos populares, ciudadanos, sindicales y de organizaciones sociales en su posición político – ideológica.

Ignacio Ramonet, cofundador de los movimientos ATTAC y Media Watch, decía:

Entonces, ¿qué es la antiglobalización? Pues sencillamente el conjunto de protestas, en todos los continentes, de todos aquellos (mujeres, campesinos, indígenas, ecologistas, obreros, estudiantes, maestros, minorías culturales) que se ven afectados negativamente por la globalización liberal. No es evidentemente un partido, es una galaxia que reúne a asociaciones muy diversas, opuestas a veces entre si pero que coinciden en la denuncia de la globalización. No tienen sede, ni tampoco jefes comunes. Pero se dan cita para manifestar en donde se reúnen los nuevos amos del mundo: el G8, Davos, las Cumbres europeas, el FMI, la OMC, la OCDE, el Banco Mundial. Y, una vez al año, a finales de enero, en Porto Alegre, Brasil, con ocasión del Foro Social Mundial. Pero aquí no vienen a manifestar ni a protestar sino a sugerir correctivos y a proponer soluciones para que por fin, efectivamente, otro mundo sea posible. (Entrevista realizada a Ramonet, tomada de Rebelión (http://www.rebelión.org), junio de 2002, publicada en el sitio oficial del FSM, enero de 2003.

Foro Social Mundial: De todos los que padecen los desastres de la globalización…
El Foro Social Mundial reconoce como antecedente al Seminario que se realizó en enero de 1999 con el título “El Otro Davos”, simultáneamente y en oposición a la reunión celebrada por el Foro Económico Mundial (FEM) en Davos, Suiza. Fue convocado por el Foro Mundial de las Alternativas que se conformaba, entre otros, por ATTAC, MST (Movimiento de los sin Tierra) de Brasil, el Movimiento de los Parados de Francia, la Federación de Mujeres de Québec, PICIS de Corea del Sur, La Federación Nacional de Organizaciones Campesinas de Burkina Faso y Le Monde Diplomatique. A partir de esa reunión se generó la idea de crear un polo opositor centrado en los problemas sociales mundiales producto de la globalización y las políticas neoliberales. Iniciaron el proyecto el dirigente de la Organización Justicia y Paz de Brasil, Francisco Whitaker y Bernard Cassen que actuaba en ATTAC y Le Monde Diplomatique. La propuesta se presentó en la cumbre alternativa “Copenaghue+5” ante más de doscientos movimientos sociales y fue unánimente aprobada. La elección de Porto Alegre como sede estuvo relacionada por un lado con la idea de que debía realizarse en un país del “sur” y por el otro porque las autoridades electas en esa ciudad (Partido de los Trabajadores) proponían la democracias participativa y la soberanía popular4

Nuevamente Ramonet, promotor del FSM:

La idea de organizar anualmente un Foro Social nació al comenzar este siglo, gracias al impulso producido por la victoria de 1998 contra el perverso proyecto de Acuerdo Multilateral sobre Inversiones (AMI), la creación de Attac en Francia, el éxito de las manifestaciones de Seattle (1999) contra la cumbre de la Organización Mundial de Comercio (OMC), y cuando parecía que la ofensiva de la mundialización neoliberal se podía detener. Se trataba de crear una suerte de reunión paralela simétrica, pero de signo político inverso, al Foro Económico Mundial que todos los años reúne a finales de enero en Davos, Suiza, De ahí la apuesta de convocar en la misma fecha un Foro no económico sino social, no en el norte sino en el sur, precisamente en Porto Alegre (Cita del artículo “Foro Social Caracas” publicado en Rebelión del 12/01/2006, (http://www.rebelion.org/))

Bajo el lema “otro mundo es posible” se inaugura en enero del 2001 y se reedita en el 2002, 2003 y 2005 en Porto Alegre, Brasil, en el 2004 en Mumbai, India y en el 2006 en el cono Sur en Caracas, Venezuela, siempre coincidente con el Foro Económico Mundial de Davos. Se presenta como el espacio transnacional más relevante para los movimientos sociales, organizaciones no gubernamentales y ciudadanos comprometidos con la transformación social.

El FSM es un proyecto político fuerte, innovador y visionario. Ambiciona reunir en un mismo lugar a través de asociaciones, organizaciones no gubernamentales y sindicatos, a los representantes auténticos de todos los habitantes de la Tierra. De todos los que padecen los desastres de la globalización y se oponen a ella con vigor y determinación (Foro Social Caracas” publicado en Rebelión del 12/01/2006).

Progresivamente se fue ampliando no sólo en el número de asistentes sino también geográficamente, el año 2002 marcó el surgimiento de los foros sociales en todo el mundo. Cada FSM se inaugura con una marcha multitudinaria, caracterizada por las diversas formas con que cada organización y movimiento se expresa simbólicamente.




Desde su comienzo se define como un espacio abierto y se caracteriza por la pluralidad de temáticas, la diversidad de intereses políticos y perspectivas ideológicas además de reconocer y valorar el respeto al pluralismo de las ideas de la sociedad civil. "El FSM probablemente es ya más global que cualquier confluencia histórica anterior de movimientos antistémicos" (Wallerstein, ob.cit.).



El impacto del FSM en la opinión pública mundial ha sido enorme, en gran medida producto de la creación de una red de comunicación alternativa, en sus inicios impulsada por la agencia Inter Press Service (IPS) y por Le Monde Diplomatique y a nivel local por la Rueda Internacional de la Información Independiente (Ciranda) y posteriormente por innumerables agencias y colectivos de información alternativa.

En el FSM del 2005 se le otorgó por primera vez gran importancia a los temas relacionados con la comunicación y las nuevas tecnologías, lo que se reflejó en la multiplicación de las actividades relacionadas con esta temática. Incluso se destinaron dos pabellones para albergarlas exclusivamente: el Pabellón A: “Pensamiento Autónomo: reapropiación y socialización del conocimiento (de los saberes) y de las tecnologías” y el Pabellón D: “Comunicación: prácticas contra-hegemónicas, derechos y alternativas.” Dentro de estos espacios se debatieron fundamentalmente los temas de inclusión digital, software libre y comunicación alternativa.

Se asignó una importancia decisiva a la democratización de la comunicación, resaltando la necesidad de generar campañas y una agenda de los movimientos como desafíos estratégicos a encarar, entre ellas, y como fundamental la Campaña por los derechos de la comunicación en la sociedad de la información (CRIS). En la web, se destaca la labor de la Minga informativa de los movimientos sociales y el trabajo de redes sociales como ALAI, WACC; AMARC; Inter Press Service.

En este sentido Mattelart afirma "que las radios comunitarias y las redes de comunicación en la web brindan un servicio público a la sociedad tornándose en mecanismos de presión que contribuyen a cambiar la sociedad" (Sitio oficial del FSM, 28/01/2005, publicado en (http://www.movimientos.org))

Con relación al software libre y las tecnologías de la información y comunicación, el primer rasgo a destacar es que todas las terminales de acceso a Internet disponibles en el Territorio Social Mundial funcionaron con GNU Linux – sistema operativo de código abierto-. También el sitio web del Foro estuvo realizado con el mismo tipo de tecnología.

Otro dato relevante fueron las visitas de Manuel Castells y Gilberto Gil, Ministro de Cultura de Brasil, quienes participaron en la mesa de debate "Revolución Digital: Software libre, libertad de conocimiento y libertad de expresión en la sociedad de la información" a la que asistieron más de mil personas. Castells manifestó que: "crear para compartir no es lo exótico o lo extraño, lo exótico y lo realmente contranatura es la apropiación privada del conocimiento creado", también definió la exclusión digital como un nuevo modelo de exclusión educativa. "Considero que existen actualmente tres tipos de excluidos digitales: quienes no tienen acceso a la red, quienes no cuentan todavía con un sistema de banda ancha y también todos aquellos que no logran buscar la información de manera correcta dentro de la red". Castells, sitio oficial del FSM, 29/01/05 publicado en (http://www.alainet.org)).